jueves, 8 de junio de 2006

Ser Padre

Eset fin de semana unos amigos del grupo han sido padres. Fue con cesárea, por lo que el padre no pudo estar en el parto. Fue una niña, Mónica, y nació a eso de las 7 menos cuarto de la tarde.
Ya por la noche, el padre, bastante emocionado, se pasó por Ikidem acelebrarlo.
Yo me paré a pensar que me resultaba "gracioso" -ni malo ni bueno- que estaba la mujer "rajada" en el hospital, y él fumando puros y bebiendo cubatas.
Luego, mantuvimos una conversación que me hizo darme cuenta de algo. Siempre había pensado en el parto como un esfuerzo, un sacrificio que hace la madre, mientras que el padres... pues... eso.
Pero Raúl -el padre-, me hizo darme cuenta de que el padre tampoco lo pasa muy bien. No quiero decir con esto ni que lo pase peor ni mejor que la madre, pero nunca me había parado a pensar en cómo lo pasa el padre. Quizás porque soy mujer y a mí no me tocaría esa parte.
Pues bien, Raúl estuvo varias horas sin saber nada de su mujer y su hija, se la bajaron a quirófano y nadie la daba información. Llevaba hora y media de los nervios en la sala de espera sin saber nada y mientras su mujer estaba "tan tranquila" en otra sala de espera para entrar en quirófano...
La mujer sufre mucho en el parto, pero el dolor es físico. Los nervios de la incertidumbre y la preocupación por tus seres queridos -durante horas- es cosa de los padres.
¿Vosotras podríais iros a dormir después de haber pasado tantos nervios y recién nacido tu hijo/a? Yo os aseguro que no, que dejaría a mi pareja bien cuidada en el hospital -no me puedo quedar con ella- y lo último que haría sería irme a dormir. Necesitaría quitarme todos los nervios de encima. Así que, olé los puros y los cubatas! Jeje!

Y, por cierto, ¡¡enhorabuena a los padres!!

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