jueves, 23 de marzo de 2006

El que quiera entender, que entienda


Cuánto he de esperar
para al fin poder hallar
la otra mitad de mí
que me acompañe a vivir.
Nadé tiempo en un mar
de apariencia, y ahogué el amor.
No se puede ocultar
el perfume de una flor...

Cuánto me cuesta sobrevivir,
cuánto sonreír,
sin poder quitarme el antifaz
que me disfraza de normal.

Y volveré a buscarte
allí hasta donde estés,
tan sólo quiero amarte
y poder tener
alguien en que apoyarme
alguien en quien volcar
todo el amor que cercenó el qué dirán...

No más miedo a entregar
mis labios sin antes mirar,
no más miedo a acariciar
nuestros cuerpos y soñar.
A la mierda con
el armario y el diván
y si hay que luchar,
luchar es educar.

Que en asuntos del corazón
no hay reglas de dos,
que somos distintos, somos iguales
no más guetos... ¡alza la voz!

Y cuando llegue el final,
el otoño de nuestro amor
yo te esperaré. Mientras, vive
y lucha por tener
el derecho a elegir
con qué cabeza tu almohada compartir.
Orgulloso de ser quien eres
y no como deberías ser.

Mägo de Oz

Pues si, una buena manera de reflexionar, de pensar en las libertades, en lo que cada uno puede hacer con su vida. El amor no tiene limites, ni fronteras, ni sexos... Es la sociedad la que, a veces, establece esos límites hipócritamente olvidando lo que realmente es querer a alguien, ya sea hombre o mujer.
Todos somos libres, todos podemos elegir con quien queremos compartir nuestra vida.
Hasta pronto.

1 comentarios:

Angels dijo...

En una relación de pareja es fundamental la confianza. Una pareja son dos personas, cada uno con sus gustos y preferencias. Han de ceder las dos personas para que haya un equilibrio y la pareja funcione bien.
Y he dicho bien, dos personas, que no un hombre y una mujer necesariamente. Porque el amor no entiende de edad, de sexo ni de religión.